¿Cuándo tomar cafë? Escucha tu reloj interno

¿Cuándo tomar cafë? Escucha tu reloj interno

Cada cuerpo sigue su propio compás. Hay quienes se despiertan antes del amanecer con la mente despejada y otros que rinden mejor cuando el día ya va por la mitad. Estas diferencias no son cuestión de voluntad ni de costumbre: tienen que ver con nuestros biorritmos y, más concretamente, con el reloj interno que regula cómo y cuándo funcionamos mejor.

alarma reloj

Conocer tu ritmo circadiano puede ayudarte a organizar mejor tus hábitos diarios. Y entre ellos, el consumo de café ocupa un lugar destacado. No es lo mismo tomarlo a las 8 que a las 11. Ni te afecta igual si eres alondra o búho.

¿Qué son los ritmos circadianos?

Nuestro cuerpo sigue ciclos de unas 24 horas conocidos como ritmos circadianos. Estos influyen en funciones como la temperatura corporal, la secreción hormonal, la digestión, el sueño y también en el estado de alerta. El principal regulador de este sistema es la luz solar, aunque también intervienen otros factores como los horarios de las comidas o el ejercicio físico.

A lo largo del día, hay momentos en los que estamos más concentrados, otros en los que sentimos una caída de energía, y también momentos ideales para el descanso. Entender cómo se comporta ese ciclo te permite alinear mejor tus actividades… incluido el ritual del café.

¿Alondra o búho?

alondra y búho

No todos los cuerpos responden igual a las mismas horas. Ahí entran en juego los cronotipos: una especie de “programación biológica” que determina en qué momento del día estás más activo.

  • Alondras: se despiertan temprano, tienen energía desde primera hora y suelen rendir mejor por la mañana. Por la noche, su batería se agota antes.

  • Búhos: tienden a levantarse más tarde y activarse bien entrada la mañana. Sus mejores horas suelen darse por la tarde o incluso de noche.

Entre estos extremos hay muchos matices y tipos intermedios. Pero reconocer cuál se ajusta más a ti puede ayudarte a sacar más partido al café sin interferir con tu descanso.

El mejor momento para tomar cafë (según tu biorritmo)

La cafeína actúa sobre el sistema nervioso central bloqueando la adenosina, una sustancia que favorece el sueño. Por eso te hace sentir más alerta. Sin embargo, si la tomas cuando tus niveles de cortisol (la hormona natural de activación) ya están altos, el efecto es menor y puede incluso generar tolerancia con el tiempo.

Entre las 8 y las 9 de la mañana, el cuerpo suele producir más cortisol de forma natural. En lugar de tomar café justo al despertar, esperar un poco puede ser más efectivo, sobre todo si eres alondra.

Café y alondras: una alianza natural

Las personas con cronotipo matutino, también conocidas como alondras, tienden a despertarse temprano con energía y claridad mental. En su caso, el café no actúa como un despertador, sino como un refuerzo que potencia su rendimiento natural.

Su sensibilidad a la cafeína suele ser mayor en las primeras horas del día, lo que significa que el efecto estimulante del café se nota antes y con más intensidad. Una taza a media mañana —una vez superado el pico de cortisol— puede ayudarles a mantener la concentración y el ritmo en sus tareas más exigentes.

Además, muchas alondras valoran las rutinas estables. El café encaja bien como parte de un ritual matutino estructurado, marcando la transición entre el despertar y el inicio activo del día. Más que una necesidad, se convierte en un gesto que ordena, acompaña y da sentido a las primeras horas.

Cafë y búhos: energía cuando más se necesita

Las personas con cronotipo vespertino, o búhos, tienden a activarse más tarde y suelen alcanzar su pico de energía bien entrada la mañana o por la tarde. A menudo, el despertar les resulta más lento, y aquí es donde el café puede jugar un papel clave.

Una primera taza por la mañana puede ayudar a superar la inercia del sueño y facilitar la transición hacia el estado de alerta. No se trata de forzar el ritmo, sino de acompañarlo suavemente, aportando claridad sin alterar la naturaleza de su ciclo.

Más adelante, cuando su productividad empieza a despegar —normalmente entre el mediodía y la tarde—, una segunda taza puede sostener ese impulso sin comprometer el descanso nocturno, siempre que se respete una distancia prudente con la hora de dormir.

Para los búhos, el café no es tanto un ritual estructurado como un apoyo flexible, que se adapta a su ritmo más libre y menos predecible. Elegir bien el momento puede marcar la diferencia entre un día arrastrado y uno fluido.

¿Y si el cafë interfiere con el sueño?

Cada persona metaboliza la cafeína a un ritmo distinto. Hay quienes la procesan rápido y otros que todavía sienten su efecto seis horas después. Si notas que te cuesta conciliar el sueño o te despiertas durante la noche, revisar la hora del último café del día puede marcar la diferencia.

Una buena alternativa para la tarde o noche es el café descafeinado: mantiene el sabor y el ritual, pero sin estimular tu sistema nervioso.

Un aliado bien usado

Más allá de activarte, el café puede formar parte de un ritual que ordena tu día y aporta estructura. Si lo asocias con momentos concretos —como una pausa a media mañana o la preparación antes de concentrarte—, se convierte en una señal para tu cuerpo y tu mente.

Lo importante es no usarlo como parche para compensar la falta de descanso o para mantenerte alerta a costa de tu ritmo natural. Cuando se alinea con tus biorritmos, el café deja de ser un empujón artificial y se convierte en un apoyo real.

Para terminar

Cada persona tiene una cadencia única. El café puede acompañarte, potenciar tu estado de alerta y formar parte de tus rutinas. Pero su efecto depende de cuándo lo tomas, de tu cronotipo y de cómo responde tu cuerpo. Observar esos pequeños detalles —la hora, tu nivel de energía, tu descanso— puede ayudarte a disfrutar más del café y a cuidar tu ritmo.

Quizás el mejor momento para una taza no sea cuando lo dicta el reloj, sino cuando lo pide tu cuerpo.

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