Sukasari | Indonesia

14,00€
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En las montañas de Java Oriental, donde la niebla cubre los cafetales al amanecer, se cultiva este cafë que lleva el nombre de su aldea: Sukasari. Una tierra fértil, generosa y cuidada con esmero, donde cada cereza roja se recoge a mano y se seca al sol, sin prisas.

En esta región remota de Java Oriental, el cafë crece bajo la sombra de árboles altos y el cuidado paciente de quienes conocen bien su ritmo. Variedades como Komasti, Andungsari, Borbón, Kartika y Abisinia se cultivan con abonos naturales y se recogen solo cuando alcanzan su punto justo de madurez.

El resultado es una taza exótica y elegante: notas dulces de papaya y piña, un punto ácido de tamarindo y un fondo de chocolate negro con un susurro a crema de ron.

Un cafë que invita a parar, preparar y disfrutar.

 

País,Indonesia
Región,Bondowoso, localidad de Sukasari, Java Oriental
Cata,Una taza tropical y exótica. Dulce como la papaya madura, con el frescor ácido de la piña y el tamarindo. En el fondo, se asoma el amargor elegante del chocolate negro y una nota suave que recuerda a la crema de ron.
Variedad,Komasti, Andungsari, Borbón, Kartika y Abisinia
Proceso,Natural
Altitud,De 1.200 a 1.750 m s. n. m.

 

Preguntas Frecuentes

El cafë de especialidad son granos de cafë de la especie arábica, cultivados bajo condiciones específicas, seleccionados cuidadosamente y procesados con máxima atención al detalle para resaltar sus variados perfiles de aroma y sabor.

Lo molemos en el momento de preparar tu pedido y con la molienda adecuada a la cafetera que nos indiques. Así lo recibirás recién molido y al abrir la bolsa apreciarás todos sus aromas.

El grado de tueste es un factor clave y decisivo para apreciar todas las propiedades y cualidades de un buen cafë. Cada cafë es diferente, por eso, nuestro maestro tostador ajusta con cuidado el grado de tueste que mejor destacará sus propiedades y todas sus cualidades.

No, en nada. El café comercial suele ser de la variedad robusta, estar tostado desde hace meses y en exceso, casi "quemado", y si además es torrefacto, le han añadido azúcar durante el proceso de tueste. El resultado es un café muy amargo, tan amargo que es habitual tener que añadirle azúcar para ser capaz de beberlo.