Geisha | Colombia | 1 kg

68,00€
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En las laderas de la Cordillera Central de los Andes, cerca de Manizales, este Geisha crece entre volcanes nevados, ríos y niebla. A más de 1.800 metros de altitud, el clima templado y el trabajo cuidadoso de pequeños caficultores dan lugar a una variedad que brilla por su delicadeza.

Geisha es un cafë de proceso natural, fermentado durante 72 horas y secado lentamente al sol durante un mes. Su perfil es limpio, equilibrado y rico en matices: notas frutales con toques de melocotón, un fondo floral de jazmín y un suave recuerdo a chocolate.

Un cafë que invita a la calma y al detalle. Ideal para preparar sin prisas y disfrutar sorbo a sorbo.

 

País,Colombia
Región,Caldas
Cata,Este cafë Geisha colombiano sorprende por su perfil delicado y expresivo. En cada sorbo se perciben matices frutales sutiles, con un toque de melocotón que se entrelaza con notas florales de jazmín, aportando una frescura elegante. Un leve recuerdo a chocolate aparece en el fondo, suavizando la acidez y aportando equilibrio. El resultado es una taza limpia, aromática y refinada, que refleja el esmero en cada etapa del proceso y la singularidad de esta variedad.
Variedad,Geisha
Proceso,Natural
Altitud,De 1.800 a 1.900 m s. n. m.

 

Preguntas Frecuentes

El cafë de especialidad son granos de cafë de la especie arábica, cultivados bajo condiciones específicas, seleccionados cuidadosamente y procesados con máxima atención al detalle para resaltar sus variados perfiles de aroma y sabor.

Lo molemos en el momento de preparar tu pedido y con la molienda adecuada a la cafetera que nos indiques. Así lo recibirás recién molido y al abrir la bolsa apreciarás todos sus aromas.

El grado de tueste es un factor clave y decisivo para apreciar todas las propiedades y cualidades de un buen cafë. Cada cafë es diferente, por eso, nuestro maestro tostador ajusta con cuidado el grado de tueste que mejor destacará sus propiedades y todas sus cualidades.

No, en nada. El café comercial suele ser de la variedad robusta, estar tostado desde hace meses y en exceso, casi "quemado", y si además es torrefacto, le han añadido azúcar durante el proceso de tueste. El resultado es un café muy amargo, tan amargo que es habitual tener que añadirle azúcar para ser capaz de beberlo.