Para muchas personas, el café es el combustible diario que activa las mañanas y mantiene la concentración durante el día. Su contenido de cafeína es conocido por estimular el sistema nervioso, pero ¿y si una parte de su efecto no dependiera solo de la química, sino de la percepción?
Varios estudios han demostrado que el simple hecho de creer que estamos tomando café puede generar efectos similares a los de la cafeína real. En otras palabras, el café podría despertarnos tanto por su composición química como por el poder de nuestra mente.
El efecto placebo y su relación con el cafë
El efecto placebo es un fenómeno bien documentado en medicina, en el que una sustancia inactiva (como una pastilla de azúcar) genera una respuesta en el cuerpo simplemente porque la persona cree que está consumiendo algo efectivo.
En el caso del café, el aroma, el sabor y el ritual de preparar y beber una taza son señales que el cerebro asocia con energía, alerta y productividad. Esto significa que, aunque el café que tomes no tenga cafeína, el simple hecho de beberlo podría hacer que te sientas más despierto.
Algunos experimentos han demostrado que las personas que creen estar tomando café con cafeína muestran mejoras en concentración, estado de alerta y rendimiento cognitivo, aunque en realidad estén tomando descafeinado.
¿Realmente necesitamos cafeína para sentirnos despiertos?
El café con cafeína tiene un efecto real sobre el sistema nervioso, bloqueando los receptores de adenosina, una sustancia que nos produce sensación de cansancio. Sin embargo, la percepción también juega un papel clave en nuestra respuesta al café.

Factores que influyen en la sensación de alerta sin cafeína:
- Ritual matutino: La costumbre de preparar y beber café prepara al cuerpo para la actividad, independientemente de su contenido de cafeína.
- Aroma y sabor: Estudios han demostrado que el simple olor del café puede activar áreas del cerebro relacionadas con la atención y el estado de alerta.
- Condicionamiento psicológico: Si cada día tomas café antes de empezar a trabajar, tu cerebro asocia la bebida con el inicio de una actividad productiva, generando un estado mental más activo.
Este efecto es similar a cuando las personas que intentan dejar el café sienten fatiga al reducir su consumo, aunque fisiológicamente sus niveles de energía no deberían caer de inmediato. El cerebro responde a la expectativa, no solo a la química.
Estudios sobre el efecto placebo en el cafë
La ciencia ha investigado este fenómeno con resultados sorprendentes:
- Un estudio realizado en la Universidad de Londres mostró que las personas que creían haber consumido cafeína cometían menos errores en tareas de atención, incluso cuando en realidad habían tomado café descafeinado.
- Otra investigación reveló que los consumidores habituales de café mostraban signos de mayor activación cerebral cuando solo olían café, sin haberlo bebido.
- Un experimento con atletas demostró que aquellos que pensaban haber tomado cafeína mejoraban su rendimiento físico, aunque la bebida que consumieron no la contenía.
Estos hallazgos sugieren que la expectativa de sentirnos más despiertos es tan importante como el efecto fisiológico real de la cafeína.
Cómo aprovechar el efecto placebo a tu favor
Si parte del impacto del café está en la mente, podemos usar este conocimiento para mejorar la energía sin depender exclusivamente de la cafeína. Algunas estrategias incluyen:
Mantener el ritual de preparación y consumo. Seguir la rutina de hacer café cada mañana, incluso si es descafeinado, ayuda a reforzar la asociación mental con el estado de alerta.
Elegir entornos que refuercen la experiencia. Tomar café en un lugar tranquilo y asociado con concentración puede potenciar su efecto.
Reducir la cafeína gradualmente. Si buscas disminuir tu consumo sin notar una caída brusca en la energía, alternar entre café con cafeína y descafeinado puede engañar al cerebro sin perder el efecto percibido.
Para terminar
El café nos despierta no solo por su contenido de cafeína, sino también porque nuestra mente ha aprendido a asociarlo con energía y concentración.
El efecto placebo demuestra que, en parte, nos activamos porque creemos que lo hacemos, lo que sugiere que la percepción y el hábito juegan un papel clave en cómo experimentamos el café. Aunque la cafeína tiene un impacto real, la forma en que consumimos el café y lo integramos en nuestra rutina también influye en cómo nos sentimos después de tomarlo.